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¿Qué es la esclerosis múltiple?

La esclerosis múltiple es una enfermedad inflamatoria del sistema nervioso central (cerebro, cerebelo, tallo cerebral y médula espinal), de naturaleza autoinmune. 

Una enfermedad autoinmune ocurre cuando el sistema inmune propio (las “defensas”) reconoce y “ataca” a un tejido o componente específico de algún tejido u órgano del propio paciente. Este ataque puede ser mediado por autoanticuerpos (como en el caso de la miastenia gravis), o puede estar mediado por células (como en el caso de la esclerosis múltiple).

En la esclerosis múltiple el objeto del ataque del sistema inmune es la mielina del sistema nervioso central (NO del periférico), además de otras estructuras de las neuronas y de las células adyacentes. Si permanece sin tratamiento, la esclerosis múltiple genera la acumulación de lesiones llamadas “placas de desmielinización” que interrumpen la comunicación y funcionamiento normal de las neuronas y sus conexiones, lo que conduce a discapacidad en grados variables (del movimiento o fuerza, de la sensibilidad, de la vista, de la coordinación equilibrio, de la función sexual, de la función de esfínteres urinario o fecal, entre muchas otras manifestaciones variables entre personas).

Hay varias formas clínicas de la esclerosis múltiple. Un comportamiento, el más común, es con exacerbaciones (o brotes) y remisiones (mejoría), a lo que se ha llamado esclerosis múltiple remitente recurrente (o simplemente recurrente). Otro comportamiento o forma clínica es el que de inicio está caracterizado por acumulación progresiva de discapacidad no relacionada con brotes, a lo que se le conoce como esclerosis múltiple primaria progresiva. Y un tercer tipo es la llamada forma secundaria progresiva, en la que la esclerosis múltiple comienza siendo remitente recurrente, pero que al cabo de algunos años (tan variable como entre 5 y 20 años) pasa a comportarse como progresiva. Cada vez se reconoce que los pacientes no siempre tienen un tipo específico, sino que presentan un espectro un tanto híbrido de comportamientos clínicos. El punto central para comprender el comportamiento clínico es que las formas recurrentes tienen brotes (un brote es una pérdida aguda y casi súbita de una función neurológica que dura más de 24 h y que no tiene como causa infección o un brote previo), y que las formas progresivas no hay brotes clínicos claramente definidos, sino acumulación de discapacidad muy poco a poco, con acumulación de lesiones en el sistema nervioso central que pueden verificarse mediante imagen por resonancia magnética.

El estudio más importante que se usa para diagnosticar y dar seguimiento a un paciente que vive con esclerosis múltiple es la imagen por resonancia magnética del sistema nervioso central. Con este estudio de neuroimagen se puede incluso documentar la progresión de la enfermedad y la respuesta a tratamientos. La tomografía tiene un valor muy pobre en el diagnóstico y seguimiento de los pacientes con esclerosis múltiple.

La esclerosis múltiple tiene tratamientos MUY eficaces. Esta enfermedad ya no es lo que solía ser antes, con un pronóstico desalentador y a veces mortal. Los desarrollos recientes han permitido comprender mejor a la enfermedad y diseñar terapias altamente efectivas. La clave está en recibir tratamiento a tiempo y diseñado según las características específicas de cada paciente. En la esclerosis múltiple no hay “recetas de cocina”.

Dr. en C. Erwin Chiquete, Neurólogo